En los albores de una nueva era tecnológica, la inteligencia artificial, específicamente herramientas como ChatGPT, está comenzando a abrirse camino en el campo de la psicoterapia. Si bien es difícil imaginar que, en la próxima década, un chat o un avatar en línea puedan reemplazar completamente la psicoterapia tradicional, no es irracional considerar que gradualmente ganarán relevancia en este sector.
La psicoterapia, tal como la conocemos hoy, implica un compromiso significativo tanto en tiempo como en recursos económicos. Para muchas familias, sostener sesiones regulares, que pueden costar entre 50 y 80 euros por encuentro, durante periodos de 8 a 12 meses, representa un desafío financiero considerable. Esta barrera económica limita el acceso a la atención psicológica, un servicio esencial para el bienestar y la salud mental.
Aquí es donde la tecnología, y en particular la inteligencia artificial como ChatGPT, puede comenzar a desempeñar un papel crucial y comenzar a jugar y quizás ganar la partida que tarde o temprano llegará ya que no es difícil imaginar sesiones online con un avatar a costes muy reducidos que ante la situación de problemas económicos, sería la única opción.
Sabemos que, como psicoterapeuta que eres, te has encontrando muchas veces que la empatía, la cercanía, y hasta el contacto físico de un abrazo, una palmada o simplemente coger la mano es parte imprescindible de una relación terapéutica, pero entonces, como nos adaptamos.
Evidentemente aún no tenemos la respuesta, si es que la hay, pero si podemos adelantarnos con algunas hipótesis.
Partimos de que la idea no es reemplazar a los psicoterapeutas humanos, sino quizás, como ha pasado con otras situaciones similares, potenciar, expandir y complementar los servicios de atención psicológica con tecnología como ChatGPT ya que incluso hoy mismo, tecnologías similares podrían ofrecer asistencia inicial, gestionar seguimientos o proporcionar apoyo fuera del horario de las sesiones convencionales. Estas herramientas pueden ser particularmente útiles en situaciones donde el acceso a la terapia es limitado debido a restricciones geográficas o financieras.
El objetivo de los psicoterapeutas debería ser, por lo tanto, integrar la tecnología para ampliar la disponibilidad y accesibilidad de la atención psicológica. Al hacerlo, se podría asegurar que una gama más amplia de personas reciba el apoyo necesario, democratizando así el acceso a la salud mental.
En resumen, si ChatGPT y tecnologías similares no son lo suficientemente amplias como para reemplazar la terapia personal, si ya pueden tener el potencial de ser valiosas herramientas complementarias y así intentar reducir las barreras económicas y de accesibilidad, estas tecnologías pueden ayudar a garantizar que la atención psicológica esté al alcance de todos o al menos a un número más amplio de personas, marcando un paso significativo hacia un futuro más inclusivo y equitativo en el cuidado de la salud mental.